El cantante de Wachiturros confimó el mito sobre Lacoste
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El cantante de Wachiturros confimó el mito sobre Lacoste

Los músicos recibieron una suma de dinera para dejar de vestir la indumentaria con el lagarto en su logo

El cantante de Wachiturros confimó el mito sobre Lacoste

Este martes se dio a conocer que la empresa francesa Lacoste le abonó una importante suma al grupo cumbiero Wachiturros.

El motivo tuvo que ver con que la firma europea pretendió "cuidar" su imágen teniendo en cuenta que su indumentaria estaba totalmente alejada del tipo de clientela que representaba a los cantantes. La novedad la confirmó el propio líder de los músicos, Gonzalo Muñoz, a través de una entrevista televisiva.

"A nosotros no, a la oficina (por su representante). A nosotros no nos llegó nada. Después de ahí nos vistió Tommy Hilfiger”.

"No me parece bien que quieran pagarnos para que dejemos de usar su ropa. Se cansaron de vender remeritas gracias a nosotros", agregó en el 2012 luego de que los rumores comenzaban a crecer respecto al tema.

Por otro lado, el cantate también reconoció que la oferta no les había llegado a los músicos sino que la recibió la oficina que representaba a la banda y que jamas recibieron dinero por el tema. De igual manera, dejaron en claro que no hubiesen aceptado el dinero para tal fin.

El crecimiento exponencial de Los Wachiturros los llevó a bailar nada menos que con Marcelo Tinelli como también al piso de Susana Giménez para luego comenzar a presentarse en diferentes bares y boliches para cantanr. Llegaron hasta el mismísimo Gran Rex y cerraron un evento del entonces gobernador de Buenos Aires de ese momento, Daniel Scioli, en Mar del Plata.

Quienes formaban al grupo eran Brian Coqui Romero, Leonel Leíto Lencinas, Gonzalo Gonzalito Muñoz, Lucas Kaká Caballero, Emmanuel DJ Memo Guidone, Matías McCaquito Flores y Simón Gaete eran de Morón.

Lo compramos original, en un outlet”, aclaraban siempre, casi ofendidos, y fueron un furor. En cuestión de días, los pibes de los barrios vestían cómo sus ídolos adolescentes, pero no todos tenían los recursos para comprarse el original. Y las imitaciones eran tan buenas que no se notaban. A los ejecutivos de marketing no les hizo mucha gracia el asunto, un poco por la cantidad de indumentaria trucha y otro porque no era el target acostumbrado.

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