El mate es la bebida más típica de Argentina, una excusa para el encuentro, una costumbre que se transmite de generación en generación y que ha sabido traspasar las fronteras de las edades y de las clases sociales.
Dulce o amargo, en invierno o en verano, con yuyos o no, esta infusión hecha con hojas de yerba mate es el centro de las reuniones sociales de casi todos los argentinos. Ni siquiera el coronavirus logró cambiar este hábito porque se supo adaptar y, con los recaudos necesarios para no continuar con los contagios, supimos seguir adelante con el hermoso ritual de cebar y tomar mates.
Pero hay una explicación científica de por qué nos gusta tanto el mate y es que nos hace más felices, así de sencillo.
Según un estudio realizado por el Departamento de Neuropsicología del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO), se comprobó que los argentinos asocian el hábito de ingerir la bebida compuesta de yerba y agua caliente a una experiencia placentera.
"El motivo de esto yace en que tomar mate a la mañana aumenta la liberación de un neurotransmisor llamado dopamina, que estimula los centros de recompensa cerebrales generando una sensación de placer y sentimientos positivos", señaló Teresa Torralva, directora de este departamento.
Y agregó: "El mate está asociado con el aumento de la serotonina en el cerebro, lo que se traduce en un equilibrio hormonal y se convierte, entonces, en un aliado natural contra el decaimiento anímico general un aumento en los niveles de sensación de felicidad".
En la mísma línea, Sol Orquera, CEO de la marca CBSé, destacó que los componentes de la yerba mate mejoran nuestro bienestar pero "el acto de tomar mate en sí nos conecta con lo positivo, con momentos que nos generan felicidad, nos acompaña y es por eso, que en estos tiempos se convirtió en indispensable".
Y vos, ¿ya te tomaste tu matecito de hoy? Te dejamos un video de Karla Johan, sommelier y embajadora de la yerba mate en el mundo, en el que te enseña lo que hay que hacer y lo que no a la hora de prepararlos.
