Dentro del género de documentales, uno de los temas que más atraen al público, es el de crímenes. Este tipo de audiovisuales te muestran cómo operan las mentes detrás de algunos de los crímenes más atroces, con testimonios, análisis y reflexiones.
Pero no son cualquier tipo de historias, pasaron en la vida real, por lo que están basadas en hechos verídicos que vale la pena compartir, al punto de convertirlas en un thriller de misterio que mantiene cautivo al público.
Sin embargo, y por más entretenidas que sean, es mejor no verlas a solas, y puede que quieras dormir con la luz prendida.
Dentro del gran catálogo que frece Netflix, encontraremos muy buenos documentales que muchas veces nunca te van a aparecer en las recomendaciones por lo que te estás perdiendo de ver algo de muy buena calidad.
- El caso Watts: El padre homicida
Con imágenes exclusivas sin editar, este documental examina la desaparición de Shanann Watts, quien estaba embarazada, y sus hijas de cuatro y tres años, Bella y Celeste, y los terribles eventos que le sucedieron.
- La desaparición de Madeleine McCann
Serie documental que narra el conocido caso de la desaparición de Madeleine McCann, una niña de tan solo tres años que se vio por última vez en su habitación de hotel. La pequeña y su familia se encontraban de vacaciones en un resort de la Playa de la Luz (Portugal), en el mes de mayo del año 2007.
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- Justicia para el pequeño Gabriel
Narra la historia de un pequeño de ocho años de edad que fue torturado y asesinado por su madre y el novio de ella, un caso que estremeció a la sociedad de Estados Unidos. ¿Qué hace el sistema con los más vulnerables?
- Conversaciones con asesinos: Las cintas de Ted Bundy
Es una serie documental que se centra en la historia del asesino Ted Bundy, que hace 30 años fue ejecutado por el asesinato de Kimberly Leach. Ted es conocido por haberse declarado culpable en más de 30 asesinatos a mujeres durante la década de 1970.
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- Asesino confeso
Henry Lee Lucas fue un asesino en serie que, después de ser condenado por asesinar a tres personas, incluyendo a su propia madre, confesó otros 600 asesinatos. A principios de los años 80, confesó cientos de asesinatos, cerrando casos sin resolver y familias en duelo.
