Los hinchas de River Plate despidieron con mucho cariño y afecto a Lucas Martínez Quarta, defensor de 24 años que dejó su huella en el club y que ahora intentará hacer lo propio en el viejo continente, más precisamente en Italia. Y lo propio hicieron con Bauti, hijo del jugador, quien ya se ha convertido en una estrella de las redes.
Tal es la empatía del hincha Millonario con Martínez Quarta, que rápidamente un hashtag se volvió tendencia en la Argentina: #GraciasEternasChino. Durante la tarde del domingo y todo el lunes, fueron cada vez más los tuits que poblaron la red social del pajarito recordando imágenes del defensor.
Y también los saludos fueron dirigidos a Bautista, su nene, quien se volvió un “influencer” en todas las redes sociales por su fanatismo por el club en el que juega -y por el que hincha- su papá.
Por último, el jugador utilizó dichas redes y se despidió con una emotiva carta:
Llegó el día. Llegó el día que nunca imaginé que llegaría, que por más que no lo anhelaba, no me imaginaba. No me imaginaba después de tantos en River tener que despedirme de esta familia. Porque es lo que es, una familia, no solo por la gente que acompaña siempre, que me brindó su cariño tanto en las buenas como en las malas, que me bancó en uno de los momentos más difíciles, que pasara lo que pasara estaba ahí, una gran familia que estaba ahí afuera aguantando.
Y estaba la familia puertas adentro, el GRUPO. Esa familia que estaba siempre, que siempre salió adelante ante cualquier adversidad. Esa familia que uno sabe que pase lo que pase va a estar ahí apoyándote. En la que ibas a entrenar y sabías que la ibas a pasar bien, te ibas a reír. En la que había semanas que estábamos más en la concentración que en nuestras casas, que disfrutábamos cada momento como si fuera el único, y se pasó tan rápido...
Tan rápido que llegó el momento de seguir creciendo fuera de casa, así como me tocó venir y crecer acá. No me quedan más palabras de agradecimiento para toda la gente, para mis compañeros, CT, colaboradores, dirigentes, para la gente que me tuvo en la pensión, técnicos y profes de Inferiores/Reserva, para todos los que formaron parte de este camino. Vine como un chico que vino a cumplir su sueño, me voy siendo un hombre, me hicieron crecer como persona y jugador, eternamente agradecido.
Fueron casi ocho años intensos, pero increíbles. Hoy puedo decir que River es mi segunda casa. Ojalá nos volvamos a cruzar, RIVER DE MI VIDA. No es un adiós. ¡GRACIAS A TODOS!
