En tiempos de coronavirus, un acto cotidiano como ir a comprar productos básicos ( una de las pocas actividades permitidas fuera del hogar durante la cuarentena), puede convertirse en una experiencia difícil de gestionar, pero el riesgo de contagio se reduce significativamente al tomar todas las medidas simples y de forma constante.
La primera regla básica: mientras dure la cuarentena, conviene comprar solo lo que necesitamos en esta situación especial. Está en juego nuestra salud y la de todos los que nos rodean. Cuando lo hagamos, iremos siempre solos, salvo que acompañemos a una persona dependiente.
Pero esto no es todo, hay algunos detalles más que nos van a ayudar a prevenir el contagio del COVID-19:
- Planificar las compras. Cuanto menos tiempo pasemos allí, menor será la probabilidad de contagio. Elaborar una lista previa es clave para no permanecer más tiempo del necesario.
- Carros y canastos. Llevar alcohol en gel para desinfectar canastos o carros de supermercados, sobre todo porque pasan por numerosas manos y suponen un foco potencial de contagio. No obstante, lo más recomendable es que cada uno lleve sus propias bolsas.
- Distancia de seguridad: El distanciamiento social es la medida más efectiva para frenar el avance de la pandemia. Es imprescindible mantener siempre y, como mínimo, metro y medio de separación con otras personas. Si se trata de un establecimiento pequeño, debemos entrar de uno en uno y esperar nuestro turno en la puerta.
- Pagar con tarjeta. hay que evitar pagar con dinero en efectivo. Hay muchas cosas que aún se desconocen sobre el coronavirus, pero sí se sabe que se mantiene sobre el papel y otras superficies metálicas. Si siempre pagás con tarjeta, reducirás el riesgo de contraer la enfermedad.
Secuencia al llegar a casa.
Una vez en casa, ubicamos toda la mercadería en un lugar predeterminado y con el alcohol o la lavandina a mano para ir desinfectando todo lo que ingrese al hogar. Si las bolsas son de plástico, las desechamos. Lamentablemente hoy no es el momento de reutilizar. Si las bolsas son de tela, automáticamente hay que lavarlas. Y nos lavamos las manos, antes y después de hacerlo. Es fundamental no tocarse la cara, la boca o los ojos con las manos sin lavar.
También es conveniente desinfectar las superficies donde han estado colocadas las bolsas. Con agua y lavandina es suficiente: 20 ml de lavandina en 1 litro de agua, es decir, que la proporción es 1 en 50.
¿Pero que hacemos con las compras realizadas?
- Empaques y recipientes. En este momento también hace falta lavar los recipientes no porosos de plástico, vidrio y metal, antes de guardarlos. Un simple lavado con agua y jabón puede matar el coronavirus
- Descartar el empaque secundario. Si un producto viene en una caja, es recomendable dejarla fuera de casa. Si esto no es posible, se sugiere tener un rociador con alcohol al 70% para aplicar a las superficies: mesas, mesadas y los envases que lo requieran.
- Botellas o sachets: lavar con agua y jabón o detergente, otra de las opciones es rociarlos con el spray de alcohol al 70 y dejarlo actuar: la idea es que se evapore.
- Vegetales y frutas. Para los de cáscara dura, frotarlos con un cepillo de cerdas suaves, con jabón para platos o manos y agua tibia. Para otros tipos de productos, como las verduras de hoja verde, conviene remojarlas en agua jabonosa (con un chorrito de detergente) durante 10 a 15 minutos, luego enjuagar y secar bien. Esto es clave para bajar la carga microbiana de los alimentos que llegan a casa.
Los especialistas también recomiendan lavarse bien las manos después de guardar todos los paquetes, incluidas las cajas y bolsas de papel. Tampoco está de más lavarse las manos después de abrir los recipientes y usar su contenido. Al final, todo se reduce a la higiene de las manos y es importante tener en cuenta que no es lo mismo limpiar que desinfectar.
Fuente: Departamento de Higiene de los alimentos del Ministerio de Salud, Desarrollo Social y Deportes.
