De chicos probablemente muchos intentamos hacernos grandes tratando tomar un mate. Tal vez fue porque veíamos por todos lados a ese objeto como compañero de muchos, amigo invitado entre muchas o pocas personas acompañando momentos, como una representación de lo cotidiano y distendido, como algo que todos los grandes disfrutaban. Lo cierto es que la experiencia inicial, al igual que con muchas otras cosas, tal vez no fue la mejor. Te quemaste con la bombilla caliente, se te tapó, se te volcó o simplemente ese sabor no era para alguien de tu edad. Y como para todo hay un tiempo, tal vez después de algunos años, lo adoptaste como tu compañero y lo formaste a tu antojo.
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De calabaza, de madera, de metal, de vidrio, de cerámica o de silicona entre otros, el recipiente elegido por cada uno para disfrutar de una yerba con palo, sin palo, orgánica, saborizada o no, con agua caliente, tibia o fría, el mate en si da para adaptarse a cada gusto.
Cuando te levantas, a media mañana, a la siesta, la tarde, la noche, no hay un momento específico para disfrutarlo. Mientras trabajas, estudias, pensas o compartís un momento con alguien el mate siempre esta.
Historia
Se sabe que la fecha 30 de noviembre fue elegida en conmemoración del nacimiento de Andrés Guacurari y Artigas, un caudillo guaraní que, designado por José Gervasio Artigas como comandante General de Misiones, fomentó la producción y distribución de la yerba mate durante el periodo que duro su cargo.
Consumido en América desde la época prehispánica por algunas etnias de origen tupí-guaraní, más tarde fue adoptado por los colonizadores españoles y rápidamente cosecho adeptos en Argentina, Paraguay, Uruguay y en menor medida en Bolivia y Chile. Igual, el mate ya dio la vuelta al mundo y muchos disfrutaron y disfrutan de él.
Hoy es el día del mate, infusión nacional que no distingue edad, sexo ni clase social, que se disfruta solo o con compañía, y si bien lamentablemente en tiempos de pandemia y por temas de higiene no es aconsejable compartir uno entre varios como lo hacíamos antes, pasándolo de mano en mano y de boca en boca, solucionamos el problema sumando el mate personal a cada juntada con amigos. Como dicen a la hora de cebarlo… ¡que no se corte!.
